miércoles, 3 de octubre de 2012

Superheroicidades

Cuando hay que parar, se para. Cuando hay que sentir, se siente. Cuando tiene que doler, duele.
Así, mi regla que llevaba años siendo dulce y tranquila, me azota la madrugada del martes  con saña, a latigazos de los que te obligan a acurrucarte y retorcerte buscando el pliegue que te calme. Así, el dolor físico puede al emocional, y el día transcurre entre la manta y el sofá, anestesiándome con Mindy Macready, Bruce Banner, Tony Stark, Natasha Romanoff... Me escapo a los mundos de fantasía que siempre están ahí para ayudarme a soñar, cuando por las noches no puedo dormir. Me escapo de mi mente, pero no de mi cuerpo. Mi cuerpo insiste, aprieta, estruja y chorrea. Chorrea calor pringoso que me relaja, me ablanda, y me ayuda a que también salgan las lágrimas sin esfuerzo, los mimos sin esfuerzo.
Y casi sin darme cuenta estoy disfrutando. Disfruto de la presión de mi vientre, del ardor entre mis piernas, de notar cómo sale todo lo que no me sirve, camuflado en una regla que, de tan eficiente, duele.

Y esos inofensivos personajes, esos juegos de niñxs y frikis, me salvan. Me salvan porque esa es su misión, me salvan porque me llenan de ilusión y esperanza, me salvan porque existen y personifican una yo que existe, que puede con todo, que es una luchadora, que se enfrenta a sus miedos, que atraviesa los peligros... que gana, porque lxs buenxs siempre ganamos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

El Miedo

Cada mañana la misma imágen. Esa sensación omnipresente, paralizadora, pesada. Aun no he despertado y en mi cuerpo martillea constante, como una tortura china, gota a gota pero incansable, alcanzando mis rincones más seguros y fuertes.
"Hoy es hoy, y aun vive". Pero me aterra mañana. No quiero pensar en ello, asíque durante el día mi mente va ganándole terreno a la sensación. Vuelvo a levantar los ladrillos que ha tirado el martilleo, reconstruyo mis defensas y respiro fuerte, HOY ES HOY. Hago lo que tengo que hacer, hago lo que elegí hacer, y sigo.
Pero al amanecer se aprovecha de mi falta de conciencia, de mi falta de presencia, de mi esponjosidad e inocencia, y se me cuela por algún resquicio.
El Miedo.
"Y es una pelea muy dura, y no sé qué decirte, no sé qué hacerte".
No sé cómo vencerlo ni cómo no transmitírselo.
No sé cómo...
No sé....

viernes, 21 de septiembre de 2012

"no me encuentro bien"


"Tiene pequeños tumores cerebrales. La tensión alta es una reacción de tu cuerpo para protegerte". Pero cuando te sube la tensión, te medican para bajártela.

Si quieres más información, tienes que agotar tu energía preguntando, insistentemente, y arriesgándote a que te ningunéen una vez más "pero qué más le da, ¿usted es médico?". Te encantaría decir; "no, soy la dueña de éste cuerpo", pero ya te han dejado sin palabras, aprovechándose de tu miedo latente y de sus prisas.

Cuando por fin viene un doctor con el diagnóstico, le preguntamos desesperadas cual sería el tratamiento. "Oh, señoras, eso no es de mi competencia. Yo sólo soy el médico residente, le han de preguntar al médico titular". Cuando cinco días después aparece el médico titular, queremos saber qué consecuencias tendrá el tratamiento; "Eso le compete al radiólogo". Y al hablar con el radiólogo y solicitar el alta, pues segun él "no hay razón para que siga ingresado"... claro, eso no está en sus manos, sino en las del médico residente.

"No me encuentro bien" puede ser el principio de una gran odisea.

Cuando le dices eso al doctor/a de turno sin darte cuenta le entregas tu conciencia corporal, tus autocuidados, tu responsabilidad y tu capacidad de decisión sobre tí mismx. Te conviertes en ese ser que, aunque puede andar (y de hecho lo prefiere) ha de ser trasladado en silla de ruedas pues el protocolo lo manda así. Esa persona que abre la boca cuando llega la enfermera, indiferente ya a qué le meten en ella. Eres quien saca el brazo para que le tomen la tensión, tres veces al día y una por la noche. Eres quien, siendo despojadx de todo cada vez tiene más miedo, más inseguridad...

¿No es suficiente con estar enfermx?

lunes, 10 de septiembre de 2012

Ser Culta y Sabia...

"Redacte un pequeño currículo, y le llamaremos para una entrevista personal".

Y yo me pongo a redactar mis aprendizajes, cursos y formaciones. Paso y repaso mentalmente por un viaje largo, larguísimo, por formaciones, cursos, talleres, cursillos... Redacto mi experiencia, durante diez años (desde que la educación formal terminó), en teoría y praxis de las relaciones humanas. Y recuerdo...

De pronto me paro, frente al email, orgullosa. Me siento una mujer culta, cultivada, rellena por dentro. Siento que tengo una sólida base para dedicarme al trato humano, a la relación con los cuerpos y las emociones. Viéndolo, tengo claro que SÉ. Sé muchas cosas, aunque no suelo saber que las sé. O sé que las sé, pero no le doy importancia.

Siempre creo que ser culta es saber visitar museos, ir a la universidad, leer a Fouccault y Judith Butler o ver películas de Fellini y Trouffault (disculpen todas las patadas lingüísticas a los personajes nombrados, hoy no quiero corroborar en Google si los sé escribir correctamente o no). Siempre creí que ser de carabanchel, que leer harry potter y decir ejke, ajko y ojkar, eran incompatibles con la cultura.
Jamás valoré que entender la motricidad de los cuerpos, saber cómo funcionan los dolores corporales, manejar diferentes formas de expresar lo mismo, y tener vocabulario para ponerles palabras a los sentimientos o las emociones, también son cultura. Que saber estar con gentes de distintas clases sociales, de diferentes procedencias y niveles culturales, también es cultura.
Así que sí, yo también soy culta, por mucho que no hable cinco idiomas, me aburra en los museos y lea fantasía y ciencia ficción.
Porque la sabiduría es cultura, y pocas veces está en los títulos universitarios...

sábado, 8 de septiembre de 2012

Septiembritis.

Pisar hojas secas es el antónimo de ver brotes en las ramas.
Coger sudadera para las noches me da la sensación opuesta que el primer día que monto en tirantes.
Meterme en casa vs. arrancar la furgo tras amanecer frente al mar.
Encender las luces de casa a las 7 de la tarde es lo contrario a que me den las cinco de la mañana en el parque.
Recordar que vivo en una puta cueva contra salir a la terraza.
Planificar el curso o dejarte llevar por el verano...

Abandono los viernes perennes para entrar en un lunes eterno.


Me refugio en la superheroína del S.XXI (Hard Candy) que me recuerda por alguna extraña razón que tengo que salvarme a mí misma (en este caso, de la inflamación y el dolor que me provoca, una vez más, sentir que no tengo oficio ni beneficio). Me recuerda que septiembre también me trae agujetas, de bailar y bailar sin parar. Me trae reencuentros con mis amigas y hermanas tras un verano trepidante. Septiembre viene cargado de proyectos y pretextos para pasarse el día en casa, disfrutando de buena música, buenas pelis y buena compañía.

PD; ver Hard Candy con un hombre provoca un sadomasoquista placer mental, que no había experimentado jamás... mientras él se retuerce de dolor y yo gozo y me empodero en esa impecable escena a mitad de la peli... NO SE LA PIERDAN!


lunes, 6 de agosto de 2012

Esa Señora...

Esa señora que se ve mayor en las fotos, que está dejando de menstruar y por ello se siente cada vez más señora, menos jovencita.
Esa señora que se sorprende cuando le silban por la calle, y se sonroja cada vez que le dicen lo bien que le sientan los años.
Esa señora, que brilla y hace brillar su alrededor porque está llena de una magia especial que se le escapa por los poros,  que hace que hasta las amigas de su hija se enamoren de ella.
Que le da a la palabra señora mil nuevos significados; de dignidad, de conocimiento, de altruismo, de compañererismo. De madre cuidadora, acompañante y respetuosa, siempre dispuesta a apoyar y a realizar autocríticas. De divertida y sinvergüenza. De amante apasionada, amiga y confidente en su matrimonio de 30 años.
Señora bien vestida y elegante, que no teme enseñar sus carnes, que se depila sólo cuando quiere. Que marca límites y da sin exigir. Que con su pelo blanco y su corte moderno le da mil vueltas a las fashion victims. Que con su reír alto y su canturrear por casa, nos dice a todxs cuánto ama vivir. 

Esa señora inocente, como sólo las sabias pueden ser. Esa señora que disfruta de la vida; de sus momentos grandes y pequeños. Esa señora, que con su vivir nos enseña al resto a ser.

(Gracias, Mamá!)